
La Transfiguración del Señor
La Transfiguración del Señor: Un Destello de Gloria para Fortalecer a los Apóstoles
El 6 de agosto celebramos la Fiesta de la Transfiguración del Señor, un momento clave en la vida pública de Jesús que está cargado de significado teológico, espiritual y humano. Este acontecimiento, narrado en los Evangelios de Mateo (17,1-9), Marcos (9,2-10) y Lucas (9,28-36), muestra a Jesús revelando su gloria divina a Pedro, Santiago y Juan en lo alto de un monte.
Una revelación de gloria y preparación para la cruz
En la Transfiguración, Jesús se muestra con el rostro brillante como el sol y sus vestiduras blancas como la luz. Moisés y Elías aparecen a su lado, representando la Ley y los Profetas, es decir, toda la historia de la salvación que encuentra su plenitud en Él.
Este momento no es solo una demostración de poder, sino una gracia especial para los tres apóstoles. Ellos pronto presenciarán la pasión y muerte de su Maestro. La Transfiguración les da un anticipo de su gloria para que, cuando llegue la hora del sufrimiento, no pierdan la esperanza. Es como si Jesús les dijera: “Esto que ven ahora es mi verdadero rostro. Aunque me vean herido y crucificado, recuerden que soy el Hijo amado del Padre”.
Escuchar al Hijo Amado
La voz del Padre resuena desde la nube: “Éste es mi Hijo amado, escúchenlo”. Este mandato no solo es para los apóstoles, sino para todos nosotros. En un mundo lleno de ruidos y confusiones, la Transfiguración nos recuerda que la voz de Jesús es la que debemos seguir. Él tiene palabras de vida eterna.
Escuchar a Jesús implica acoger su Palabra, seguir su ejemplo, y no tener miedo de abrazar la cruz, porque sabemos que al final del camino hay resurrección.
Un llamado a la contemplación y la acción
Pedro, maravillado por la visión, quiere quedarse allí: “Señor, qué bien estamos aquí”. Pero Jesús los lleva de nuevo al llano, al encuentro con la gente, al camino hacia Jerusalén. Esto nos recuerda que toda experiencia de oración y contemplación está llamada a transformarse en acción, en servicio, en entrega.
La Transfiguración nos invita a mirar con esperanza, a dejarnos iluminar por la luz de Cristo y a ser testigos de esa luz en medio de las sombras del mundo.
Señor Jesús, que en el monte mostraste a tus amigos la luz de tu gloria, fortalece nuestra fe para seguirte en todo momento, especialmente en los tiempos de dificultad. Que tu Palabra sea siempre nuestra guía y que, iluminados por tu rostro, llevemos tu luz a quienes más la necesitan. Amén.
Roger Iglesias