Un Llamado para el Hombre Católico

A lo largo de los siglos, el hombre católico ha enfrentado numerosos desafíos en su rol dentro de la familia, la sociedad y la Iglesia. Desde los primeros mártires cristianos hasta los santos guerreros, desde los humildes padres de familia hasta los valientes sacerdotes y religiosos, la masculinidad ha sido puesta a prueba y redefinida según los tiempos, pero siempre con un mismo llamado: reflejar la imagen de Cristo.

Para entender la masculinidad en su esencia más pura, no hay mejor ejemplo que San José. Esposo de María y padre terrenal de Jesús, San José nos enseña que ser hombre no significa buscar el dominio ni el poder, sino ejercer el liderazgo con amor, entrega y sacrificio. En su silencio, nos muestra que la verdadera fortaleza no está en la violencia o la imposición, sino en la fidelidad a la voluntad de Dios y en la protección de aquellos que se nos han confiado.

Desde los primeros cristianos que enfrentaron el martirio hasta los caballeros medievales que defendieron la fe, la historia de la Iglesia está llena de figuras masculinas que vivieron su vocación con valentía. San Agustín, San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola y tantos otros nos muestran que la masculinidad católica no es un concepto rígido, sino una entrega continua a Dios y al servicio de los demás.

Hoy, la masculinidad se enfrenta a una crisis de identidad. En una sociedad que muchas veces confunde la verdadera hombría con actitudes de arrogancia, egoísmo o indiferencia, el hombre católico está llamado a ser un testimonio de virtud y entrega. Es un tiempo en el que ser varón significa defender la verdad con caridad, proteger a la familia con valentía y vivir con autenticidad la fe en todos los ámbitos.

El reto de la masculinidad no es solo un asunto individual, sino una misión de toda la Iglesia. Necesitamos hombres que amen a Dios por encima de todo, que sean fieles en su vocación, ya sea en el matrimonio, el sacerdocio o la vida consagrada. Hombres que no teman mostrar su fe, que protejan la dignidad de cada persona y que sean pilares de fortaleza y esperanza en sus comunidades.

El verdadero hombre católico no es aquel que impone su voluntad, sino el que sirve con humildad. No es el que se deja llevar por las corrientes del mundo, sino el que, con la gracia de Dios, se mantiene firme en la verdad. Hoy, más que nunca, se necesitan hombres que vivan con pasión su fe, que formen familias santas y que lleven la luz de Cristo a cada rincón del mundo.

Es momento de levantarse, de asumir el reto y de responder con valentía a la llamada de Dios. Ser un hombre católico es más que un título: es una vocación que exige entrega, amor y una profunda confianza en la voluntad divina.

I AM CATHOLIC - FE QUE UNE - COMUNIDAD QUE TRANSFORMA.

Roger Iglesias

FUNDADOR I AM Catholic