
María, Portadora de la Luz: La Esperanza que Nunca se Apaga
Cada 2 de febrero, la Iglesia celebra la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo, conocida también como el Día de la Candelaria. Esta festividad nos recuerda que María, Madre de Dios, llevó en sus brazos al niño Jesús para presentarlo ante el Padre, ofreciendo al mundo la Luz eterna que nunca se apaga. En esta escena sagrada, vemos el cumplimiento de la promesa divina: la llegada de la salvación para todas las naciones.
En este día especial, la luz de las candelas que se bendicen simboliza la presencia de Cristo, quien vino a iluminar la oscuridad de nuestra vida. María es quien nos entrega esa luz con amor de madre, guiándonos siempre hacia su Hijo. Ella es el faro de esperanza que nos recuerda que, incluso en los momentos de mayor tiniebla, la luz de Cristo prevalece. Así como María llevó a su Hijo en el Templo, hoy también nos lo presenta a cada uno de nosotros, invitándonos a acogerlo con un corazón humilde y dispuesto.
El anciano Simeón, al recibir a Jesús en el Templo, proclamó con alegría: "Mis ojos han visto tu salvación, luz para iluminar a las naciones" (Lucas 2, 30-32). Hoy, esas palabras resuenan en nuestros corazones como una invitación a confiar en que Cristo es la respuesta a todas nuestras inquietudes y que María, como madre amorosa, nos ayuda a sostener esa luz en nuestro caminar diario.
En medio de un mundo que a menudo parece envuelto en la oscuridad del sufrimiento, la desesperanza y la incertidumbre, María nos recuerda que la luz de su Hijo es más fuerte que cualquier tiniebla. Ella nos muestra que, con fe y confianza, podemos sostener esa luz en nuestra vida diaria y reflejarla en nuestras acciones. En cada gesto de bondad, en cada palabra de aliento, en cada oración fervorosa, permitimos que la luz de Cristo brille a través de nosotros.
Este Día de la Candelaria es también un llamado a renovar nuestra esperanza. No importa cuán grande sea la tempestad, la llama de Cristo nunca se extingue. María, con su corazón lleno de fe, nos invita a confiar y a seguir adelante con valentía. Que cada vela encendida en esta festividad sea un recordatorio de que la fe ilumina nuestro camino y que, con María a nuestro lado, nunca caminamos en soledad.
Que su ejemplo nos motive a ser portadores de la luz en nuestro hogar, en nuestro trabajo y en nuestra comunidad. Que aprendamos de ella a ser humildes, a confiar plenamente en Dios y a vivir con un corazón encendido por el amor divino. La Virgen nos acompaña siempre, guiándonos hacia Jesús, la Luz del mundo.
I AM CATHOLIC - Compartiendo la luz de Cristo con el mundo.
Maria Pia Recchimurzo
Coordinadora I AM Catholic