Santisimo Nombre de Maria
Cada 12 de septiembre, la Iglesia nos invita a celebrar el Santísimo Nombre de María. No celebramos simplemente un sonido, sino una realidad espiritual que acompaña, defiende y transforma.
Cada 12 de septiembre, la Iglesia nos invita a celebrar el Santísimo Nombre de María. No celebramos simplemente un sonido, sino una realidad espiritual que acompaña, defiende y transforma.
En el corazón de Venezuela, entre montañas y ríos, en una época de transición y conquista, floreció una de las advocaciones más hermosas y significativas de la Virgen María: Nuestra Señora de Coromoto, madre que supo hablar al corazón de un pueblo indígena… y al alma de toda una nación.
La realeza de María nace de su unión perfecta con Cristo. Así como Jesús es Rey del universo por su cruz y resurrección, María es Reina por haber participado de forma singular en ese misterio de redención. Su "fiat", su sí generoso en la Anunciación, fue la puerta por la cual entró el Salvador al mundo. Y su presencia fiel al pie de la cruz fue corona de su fidelidad.
Cada 15 de agosto, la Iglesia canta de gozo al contemplar a María, elevada en cuerpo y alma al cielo. No fue arrebatada por privilegio, sino glorificada por gracia. En su carne humana, Dios hace brillar su victoria.