Santa Maria Reina

Santa Maria Reina

August 22, 20253 min read

Santa María Reina: La Coronación del Amor Servicial

Cada 22 de agosto, la Iglesia celebra con alegría la memoria de Santa María Reina, una festividad que nos invita a contemplar a la Virgen María no sólo como Madre del Redentor, sino también como Reina del Cielo y de la tierra. Esta solemnidad, establecida por el Papa Pío XII en 1954, reconoce la dignidad real de María, no como poder mundano, sino como reflejo de su total entrega a Dios y a la humanidad.

La realeza de María nace de su unión perfecta con Cristo. Así como Jesús es Rey del universo por su cruz y resurrección, María es Reina por haber participado de forma singular en ese misterio de redención. Su "fiat", su sí generoso en la Anunciación, fue la puerta por la cual entró el Salvador al mundo. Y su presencia fiel al pie de la cruz fue corona de su fidelidad.

María no es Reina porque busque tronos o cetros, sino porque su corazón es trono de Dios. Su reinado es de humildad, de intercesión constante, de amor que abraza y consuela. En ella, la realeza se transforma en servicio. Reina porque es Madre, Reina porque es esclava del Señor, Reina porque se vació de sí misma para llenarse de Dios.

La liturgia de esta fiesta está profundamente conectada con la Asunción de María, celebrada el 15 de agosto. Ambas festividades nos muestran el destino glorioso que espera a quienes se entregan por amor. En María vemos cumplida la promesa: quien se humilla será enaltecido. Ella fue elevada en cuerpo y alma al cielo y ahora es coronada por su Hijo como Reina de todos los santos, de los ángeles y de la Iglesia peregrina.

Santa María Reina es modelo para la Iglesia. Nos enseña a reinar sirviendo, a vencer con la humildad, a guiar con la ternura. Como Reina, María intercede por nosotros con poder maternal, acompaña nuestras batallas, consuela nuestras heridas, y nos muestra el camino que lleva a Cristo.

En un mundo que exalta el poder egoísta y el protagonismo, la figura de María Reina es contracultural: ella reina sin imponerse, sin levantar la voz, sin buscar el centro. Reina desde el silencio, desde el corazón abierto, desde la obediencia. Su corona es el amor, su cetro es la oración, su trono es el corazón de los que la acogen como Madre.

Contemplar a María como Reina es dejar que su ejemplo moldee nuestras aspiraciones más profundas. Es preguntarnos: ¿qué tipo de "realeza" buscamos en nuestra vida? ¿La que nos hace dominar a otros, o la que nos hace pequeños para que Cristo crezca en nosotros? María nos enseña que el verdadero reinado nace del amor que se entrega hasta el extremo.

La realeza de María no es un título ceremonial, sino una misión viva. Es Reina porque escucha, porque acompaña, porque está presente donde hay dolor, duda o soledad. Es Reina de la paz, Reina de los que lloran, Reina de los que esperan. Su corona es de luz, tejida con los síes que dio a Dios y a nosotros.

Hoy más que nunca, necesitamos reinas como María: corazones que no buscan brillar por sí mismos, sino reflejar la luz del Cielo. Necesitamos mujeres y hombres que sepan reinar con fe, con esperanza, con caridad, guiados por la sabiduría del Espíritu Santo.

Celebrar esta festividad es renovar nuestra consagración a María. Es reconocer que su presencia maternal sigue siendo luz en nuestra oscuridad, refugio en nuestra lucha, esperanza en nuestro caminar. Es pedirle que reine en nuestro corazón, en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo entero.

Oración a Santa María Reina:

Santa María Reina, Madre gloriosa de Cristo y de la Iglesia, te coronamos con nuestro amor y confianza. Reina en nuestro corazón, guíanos hacia tu Hijo, y enséñanos a vivir con humildad, fe y entrega. Que tu intercesión poderosa nos conduzca a la victoria del amor sobre el pecado, y que un día podamos compartir contigo la gloria del cielo. Amén.

 

I AM CATHOLIC - FE QUE UNE - COMUNIDAD QUE TRANSFORMA.

Embajadora - I AM Catholic

Maria Pia Recchimurzo

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